Los ciudarrealeños mostraron ayer su devoción y el arraigo de los actos en torno a la festividad de la Virgen del Carmen acudiendo a las celebraciones eucarísticas y a presenciar la procesión que recorrió las calles del barrio, llegó hasta el centro y enlazó con el Prado para regresar de nuevo a la iglesia del convento de las Carmelitas.
La plaza del Carmen se quedó pequeña para ver la salida de la imagen de la Virgen, cuyo paso lució claveles, gladiolos y rosas blancas y estuvo precedido por el del Niño de Praga, a ruedas empujado por jóvenes y engalanado con claveles blancos. Dos cuadrillas de 20 costaleros con Marcelino Abenza como capataz llevaron a costal la imagen de la Virgen del Carmen, cuyo avance estuvo alentado por la Agrupación Musical de la Banda de Música de Ciudad Real que, dirigida por su subdirector, Ángel Pardo, inició su participación con ‘Triana de Esperanza’ e interpretó más de una decena de marchas a lo largo de la procesión.
Muchos fieles acudieron el día de la Virgen del Carmen a recibir la indulgencia plenaria y a la bendición de escapularios, medallas y rosarios. Además, a la entrada del templo se pudieron adquirir imágenes y estampas, así como rosquillos y empanadas de cabello de ángel elaborados por las monjas, que también realizan bordados, sábanas y mantelerías.
Así mismo, fueron numerosos los ciudarrealeños que disfrutaron en el entorno de la plaza de la Virgen del Carmen de la verbena, donde hubo churros, garrapiñadas, patatas asadas y chiringuitos donde aplacar la sed, así como atracciones para los más pequeños.
Fuente: Lanza
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