Las marchas musicales de la Semana Santa, el olor a incienso, las calles llenas de fieles, el desfile de los cofrades o el esfuerzo infinito de los costaleros volvieron a sentirse ayer en Ciudad Real con motivo de una celebración de relevancia: el 450 aniversario de la Hermandad de la Soledad.
La procesión extraordinaria de conmemoración de esta fecha tan especial salió a las 19.00 horas de la iglesia de San Pedro, donde numerosos fieles aguardaban para arropar a esta centenaria hermandad, a la que también acompañaron el resto de las cofradías de la capital y algunas procedentes de municipios vecinos..
El hermano mayor de la cofradía, José Luis Nieto Murillo, subrayó la importancia de alcanzar una fecha tan significativa para una hermandad y de celebrarlo su antigüedad sintiendo el cariño y la devoción del pueblo de Ciudad Real.
La Banda de Nuestra Señora del Prado-La Pasión, de Ciudad Real, encabezó una procesión que en su caminar reflejaba el paso de la historia de sus cofrades, los que, de generación en generación, han mimado la tradición y han sellado un compromiso de devoción irrompible al paso del tiempo. Con sus velas han iluminado la senda de los fieles que, con los ojos el alto y el corazón en un puño, han vertido lágrimas en su oración a la Virgen y que, con sus desfiles procesionales, han ligado su sentimiento al de esta ciudad que la vio nacer hace ya 450 años, en pleno siglo XVI.
Como reconocimiento a toda esta importante trayectoria, se le impuso la medalla de la ciudad a la Virgen en un acto que se desarrolló en la plaza Mayor y que estuvo presidido por la alcaldesa, Pilar Zamora. Un momento de gran emotividad que marcará un hito en la dilatada historia de la Real Cofradía Nuestra Señora de la Soledad. Texto: La Tribuna.
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