¿El comercio y los hosteleros de la localidad se implican lo suficiente con la Semana Santa? ¿Deberían colaborar mucho más?.
Entretanto, y mientras se acaba la cuaresma y las cofradías se preparan para salir a la calle, desde este blog no nos cansamos de pedir una mayor implicación de la sociedad daimieleña con su principal celebración popular. Os formulo la siguientes preguntas: ¿El comercio y los hosteleros de la localidad se implican lo suficiente con la Semana Santa? ¿Deberían colaborar mucho más?.
Es preocupante que el apoyo de la sociedad civil a su mayor seña de identidad sea más bien escaso. Bajo mi opinión El comercio y la hostelería no colaboran los suficiente. Y podemos poner multitud de ejemplos, como cuando la Junta de Hermandades va a pedir colaboración para sus publicaciones o repartir carteles a los establecimientos y bares de la ciudad y es escaso el donativo recibido. «Y eso que la Semana Santa les llena de gente los bares y comercios durante casi una semana». «Este es el momento en el que nos damos cuenta de que los resultados se obtienen con trabajo y colaborando entre todos, y no sólo a base de subvenciones», como es el caso de Ciudad Real por ejemplo. Gracias a Dios en Daimiel hay mucha gente dispuesta a desarrollar actividades por vocación y gratuitamente, pero son mas los que apenas colaboran. Y la sociedad no logra el rendimiento que podría conseguir. Y eso contando con que no haya algunos que no sólo no empujen sino que se dediquen a poner palos en las ruedas de los demás (que ya sabéis quien son).
Bajo mi juicio existen dos peligros que amenazan nuestra Semana Santa. Uno es la lluvia, que puede afectar –y de hecho así ha ocurrido ya en los últimos años– a su repercusión turística, al obligar a suspender procesiones. Muchas ideas se nos vienen a la cabeza a todos para intentar que las procesiones no tengan que suspenderse, pero no son viables ninguna de ellas. «Procesionar los pasos en vitrinas, como alguno ha propuesto, sería perder el carácter de la Semana Santa». Y hacer réplicas de las tallas también tendría consecuencias. «A lo mejor los turistas no se daban cuenta de la diferencia, pero los cofrades sí. El cofrade quiere venerar la misma talla que veneraron su padre y su abuelo y no le valen copias. La continuidad con la historia, la tradición y la familia es algo muy importante en la Semana Santa».
La otra amenaza es el laicismo, la pérdida de religiosidad de la sociedad. Hasta ahora la fuerza artística de las procesiones ha servido de escudo protector frente a los que pudieran estar tentados a verlas como una invasión confesional del espacio público. Pero la firmeza de ese apoyo social empieza a resquebrajarse.
«Puede llegar un momento en el que no esté bien visto que haya tantas procesiones en la calle, porque no nos caracterizamos por ser tolerantes con lo que nos molesta, y esa intolerancia puede ir a más». Alguno puede pensar que existe «un peligro real de que algún día podamos perder la Semana Santa».
PROPUESTAS
Mayor implicación de la sociedad en el apoyo económico de la Semana Santa.
Las cofradías deben trabajar para asegurar el relevo en el apoyo a una manifestación cultural amenazada por el laicismo.
Coordinar las actividades para evitar que compitan entre sí.
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