Reconozco que no soy partícipe de la idea de que un famoso, por ser famoso sea el pregonero de la Semana Santa de Daimiel, si no conoce ni donde esta nuestro pueblo. Tampoco me he mostrado nunca contrario. Como dicen por ahi, cada pregón tiene su momento. Ciertamente es así, pero soy defensor de un pregón para los cofrades. Los añadidos que puedan llegar, bienvenidos sean. Pero de cofrade a cofrade. Por ello, confieso que soy un enamorado del pregón de D. Vicente Carranza Escudero (2005) por citar un ejemplo de los mas recientes. Su obra fue el mejor 'dopping' para encarar la Semana Santa de Daimiel con los sentimientos a flor de piel, por si la propia Cuaresma no fuese suficiente, siendo interrumpido en numerosas ocasiones porque irrumpía a llorar emocionadamente.
Diría que cualquier cofrade se puede ver reflejado en este tipo de pregones cercanos, como el que he citado anteriormente, que saben radiografiar los sentimientos que nos convierten en pueblo cada Semana Santa: “donde las relaciones no son virtuales, son reales, cuando la gente calle arriba y calle abajo se reconoce, y se saluda, y se toca”. Aunque también cuando viene un famoso, aunque no sea del pueblo y no sea cofrade, la mera presencia de estos supone una publicidad impagable para el pueblo.
Pese a todo, valoro más el mensaje que ofrece un cofrade de verdad, que la proyección internacional que puede aportar un famoso aunque no sea cofrade. Ojalá tuviésemos en la Semana Santa de Daimiel más perfiles similares para ser pregonero. A saber, cofrades formados, con capacidad oratoria y un mensaje que dar.
Aunque no sean famosos, sí tenemos en el mundo cofrade daimieleño a personas preparadas -se me ocurre algún poeta- para el reto de anunciar nuestros días grandes desde cualquiera de nuestras parroquias. Los prefiero a éstos antes que cualquier ilustre personaje que no sepa lo que es un capirucho, por mucho ruido que pueda hacer.
La condición de cofrade debe ser el primer requisito para ser pregonero, por la propia naturaleza del pregón. Su mensaje estará dirigido a Daimiel en general y a sus cofrades en particular. Poco o nada aporta un político o un periodista que no conoce la semana santa de Daimiel, si no tiene nada que decir. Un texto de palabras vacías puede construirlo cualquiera. Al igual que todos podemos leer una parrafada escrita por encargo. Si el objetivo es conseguir proyección pública, existen otras herramientas, donde la presencia de un cargo político o un personaje famoso puede estar justificada. Siempre que los Titulares no se conviertan en moneda de cambio.
Una foto o cartel de la Semana Santa de Daimiel que de la vuelta al mundo se puede realizar en cualquier rincón de nuestro pueblo, no sólo en el marco de un pregón oficial. Incluso lejos de nuestras fronteras, en una feria turística o en algún evento como el vivido en Madrid con la visita del Papa. Pueden ser necesarias en determinados momentos y hay que saber generar esas oportunidades y convertirlas en noticia. Pero en las vísperas más esperadas, el atril del pregonero de la Semana Santa de Daimiel debe ser para un cofrade.
SMCE

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