ANTE LA FIESTA DE CORPUS CHRISTI, EN SU 750 ANIVERSARIO.
| Alfombra realizada en la Parroquia de San Pedro Apóstol, Daimiel |
En este año 2014 se cumple el 750 aniversario de la institución, como Solemnidad Litúrgica, del “CORPUS CHRISTI”. Desde este blog queremos rendir homenaje a esta efeméride, que, por supuesto, tuvo su prólogo previo que traemos a colación:
(Texto extraído de meridianocatolico.es.)
(Texto extraído de meridianocatolico.es.)
Los últimos Santos Padres que hemos tenido y con los que hemos convivido la mayor parte de los que todavía vivimos han venido hablando de la importancia del culto a la Sagrada Eucaristía. El Santo Padre Juan Pablo II, en Sevilla, en 1992 nos recordó la importancia de vivir inseparablemente unidos los tres aspectos de la Santa Eucaristía: SACRIFICIO (La Santa Misa), ALIMENTO (la Sagrada Comunión) y la PRESENCIA REAL de Nuestro Sr. Jesucristo en las Sagradas Especies, durante y después del Santo Sacrificio. Todo ello para rendir a Dios los cuatro fines de la Santa Misa: adoración (latréutico), acción de gracias (eucarístico), reparación (propiciatorio) y de petición (impetratorio).
Coincidiendo con el 750 aniversario de la institución de la fiesta del Corpus Christi vamos a hacer un breve bosquejo de las razones de su establecimiento en la Santa Iglesia Católica.
En 1246 se inició esta Fiesta en la diócesis de Lieja por el Obispo de ella, Robert de Tourotte, gracias a la petición, primero, de la Beata Juliana de Cornillon, junto con el sacerdote Jacques Pantaleón y otra mujer, Eva de San Martín con una amiga suya, Isabelle de Huy. Entre 1251 y 1252 el Cardenal Mugues de Saint-Cher la establece en la Colegiata de San Martín de Lieja....
La segunda persona clave, después de la Beata Juliana, fue un sacerdote de Praga, conocido por Pedro de Praga, quien, lleno de dudas de fe sobre la realidad de la transubstanciacíón en el Santo Sacrificio, yendo de camino a Roma, paró en la ciudad de Bolsena, a unos 130 Km. de Roma, donde era famosa una iglesia en honor de Santa Cristina, por los muchos milagros que en ella se producían. Allí pidió el buen sacerdote celebrar la Santa Misa para pedirle a la Santa que le ayudara en su extrema necesidad. Allí, en el momento de elevar la Sagrada Hostia, ésta se convirtió en carne y comenzó asangrar profusamente: la Sangre cayó sobre el corporal y de allí cayó al suelo de mármol del altar, que quedó manchado. El sacerdote inmediatamente quiso ir al Sr. Obispo para dar cuenta de lo ocurrido. Éste se hallaba en Orvieto, ciudad cercana. Diose el caso de que el Papa Urbano IV, que había sido confesor de la Beata Juliana, estaba residiendo temporalmente allí, quien mandó un obispo a la iglesia de Santa Cristina, para que comprobara el milagro, el cual, una vez verificado, fue proclamado como tal desde el Palacio Papal.
En el año 1264, el mismo Papa Urbano IV publicó la bula Papal TRANSITURUS, por la que quedó instituida la fiesta del CORPUS CHRISTI en honor al Santísimo Sacramento como obligatoria para la Iglesia Universal y, en 1265 se celebró por primera vez.
Cabe destacar aquí la obra poética de Santo Tomás de Aquino, cuyos himnos, insuperables, son bien conocidos por todos: LAUDA, SION, SALVATOREM, con su conocida estrofa "Ecce Panis Angelorum", su PANGE LINGUA, que incluye el "Tantum Ergo", VERBUM SUPERNUM, con su dos estrofas finales "O Salutaris Hostia", y su SACRIS SOLEMNIS, con sus estrofas finales también, "Panis Angelicus".
Del s.XIV son el AVE VERUM y el ADORO TE DEVOTE,
Es, por tanto, ocasión propicia de renovar nuestros actos en honor de la Sagrada Eucaristía acudiendo a los actos públicos: adoraciones nocturnas y diurnas del Santísimo, Vigilias Eucarísticas, Procesiones, etc. en honor de tan alto Misterio de nuestra fe y más para adorar, reparar y rogar por el mundo en que vivimos, como hizo el Papa Benedicto XVI, en la Vigilia de Adoración que organizó en la Jornada Mundial de la Juventud de 2012 en Madrid y con el Papa Francisco, que tuvo la valentía de decir, en plena Plaza de San Pedro, que allí se tomara la comunión en la boca, no en la mano (pues sabe bien cuántas faltas de respeto y profanaciones se facilitan con ello) y pudo vivir y comprobar el último Milagro Eucarístico de la Sagrada Forma convertida en Carne sangrante de Buenos Aires, estando él de Obispo de aquella ciudad en los años en 1996.
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