Os dejo este artículo del amigo Juan Fisac publicado en la edición de este pasado mes de Abril del Periódico Las Tablas, sobre la idea de conseguir ese futuro monumento a la Semana Santa que se merece nuestro pueblo.
"Por un monumento a la Semana Santa de Daimiel"
![]() |
| Foto de la iglesia de San Pedro de Nicolas Rodriguez Madridejos. |
Daimiel es a su Semana Santa, lo que su Semana Santa es a Daimiel, esto es, todo, y afirmarlo supone una verdad tan absoluta, tan por encima del bien y del mal, tan demostrable, tan inequívoca, tan comúnmente aceptada, que nadie –ni siquiera los que no creen, los que no lo sienten, los que lo obvian, yendo por delante mi más incondicional, merecido y total respeto por ellos- puede ni siquiera cuestionar o eludir.
Daimiel es un pueblo religioso (lo de ortodoxamente creyente lo ponga más en tela de juicio) hasta su más profundo ser, y esa religiosidad, popular e interna, visible e íntima, tradicional y actual, ancestral y eterna, tiene su mayor eclosión durante los días de Semana Santa, convirtiendo a nuestro pueblo en una mixtura de fe tan grande que, ni aún sintiéndolo, lo podemos expresar de una manera integral como nos gustaría o como se mereciera. El espectáculo se confunde con el estremecimiento, y lo espiritual aflora de dentro a fuera, manifestándose en la forma de mirar, de hablar, de respirar. Cuando pasa todo, queda lo esencial: La esperanza; esa fuerza vital que alienta y sostiene al cofrade daimieleño a esperar un nuevo año donde todo nazca de nuevo.
Por otro lado, y dejando el sentimiento a un lado, Daimiel nunca es más Daimiel a nivel social que en esas benditas fechas. El pueblo se sale de gente, forastera y autóctona, de familias que se vuelven a encontrar, de daimieleños que vuelven a venir, a empezar, a renacer en cierta forma. Las calles, los bares, los restaurantes, los hoteles,..
logran rebosar como las pasiones antes dichas; Daimiel luce no sólo por la época meteorológica en la que está, luce porque la gente tiene luz en Jueves Santo, luce porque la vida resucita, luce porque la alegría de lo que se siente es tan grande como la mayor de las energías telúricas, luce como luce la alegría de la Borriquilla, la serenidad imponente del Cristo de la Luz, la belleza de la Pasión según Don Antonio Castillo Lastrucci con su Cristo del Consuelo, la Piedad y el Cristo del Sepulcro, la presencia regia del Cristo de la Columna y su madre Nuestra Señora de la Amargura, los ojos de Nuestro Padre Jesús Nazareno (mi Jesús) donde caben el universo entero, la miradas del Cristo de la Expiración y de Nuestra Señora de los Dolores, la sobrecogedora tristeza de la Soledad, el desamparo de María Desolada, y el triunfo glorioso del Resucitado.
logran rebosar como las pasiones antes dichas; Daimiel luce no sólo por la época meteorológica en la que está, luce porque la gente tiene luz en Jueves Santo, luce porque la vida resucita, luce porque la alegría de lo que se siente es tan grande como la mayor de las energías telúricas, luce como luce la alegría de la Borriquilla, la serenidad imponente del Cristo de la Luz, la belleza de la Pasión según Don Antonio Castillo Lastrucci con su Cristo del Consuelo, la Piedad y el Cristo del Sepulcro, la presencia regia del Cristo de la Columna y su madre Nuestra Señora de la Amargura, los ojos de Nuestro Padre Jesús Nazareno (mi Jesús) donde caben el universo entero, la miradas del Cristo de la Expiración y de Nuestra Señora de los Dolores, la sobrecogedora tristeza de la Soledad, el desamparo de María Desolada, y el triunfo glorioso del Resucitado.
Es por todo ello, y por más, por lo que de un tiempo a esta parte, y gracias en cierta forma a la magnífica campaña de mi querido Santiago Manuel Cejudo Espinosa en su blog –nuestro blog- Cofrades de Daimiel, así como el apoyo indiscutible y eficaz en las redes sociales, muchos cofrades venimos reclamando algo que en justicia Daimiel merece, porque lo merece nuestra Semana Santa, nuestros cofrades y la devoción que se suma en una sola voz al pedir un monumento a nuestra Semana Santa, algo que en esencia se tiene que demandar y se nos tiene que conceder. Algo a lo que hasta ahora sólo se aproxima el ya mítico cartel a la entrada de Daimiel por la carretera de Manzanares, que reza: CAMINANTE CONOZCA LA SEMANA SANTA DE DAIMIEL, que se pintó en la década de los setenta del pasado siglo XX, siendo alcalde Don Manuel Fernández de Simón Jiménez.
Ni que decir tiene que los distintos monumentos a la Semana Santa están repartidos por una gran cantidad de poblaciones españolas, como tributos públicos y sentidos a una forma de ver la vida a través del sentimiento cofrade. Testigos mudos y atrayentes que recuerdan que todos los días son primavera, y que todas las noches son luna llena.
La ubicación (desde luego en lugar céntrico y de paso procesional), el gestor (quién mejor que nuestra Junta de Hermandades), el pago (no me cabe duda que una suscripción popular sería una buena forma) y el proyecto y autoría (en Daimiel tenemos artistas cofrades que sobradamente harían una gran obra) son factores ahora quizá secundarios, porque lo importante es el cuándo y al respecto, solamente tengo una palabra, ya. Adelante pues.
Juan Bautista Fisac Martín-Pozuelo
Texto a resaltar del conjunto: De un tiempo a esta parte muchos cofrades venimos reclamando algo que en justicia Daimiel merece: Un monumento a nuestra Semana Santa
Nota a poner a pie de fotografía: Ejemplo gráfico de lo que podía ser la ubicación ideal de un monumento a la Semana Santa de Daimiel (Cortesía del blog Cofrades de Daimiel)
Os dejo la página de facebook para que hagáis clic en "me gusta".Por un monumento a la Semana Santa en Daimiel

Comentarios
Publicar un comentario