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Extraído del programa El Llamador, con la voz de la periodista María Esperanza Sánchez.
"Su primera túnica blanca"
Articulo de María Esperanza Sánchez en torno a esta foto. (Extraído de El Llamador)
Si la Semana Santa puede poner de acuerdo a tanta gente de distinta procedencia, educación, cultura, incluso creencias, es porque crece en olas de sentimentalidad.
En el recuerdo de todos los niños hay un día de sol y caminatas, de bulla y olores, de colores y sabores, y un Cristo o una Virgen ante la que abrir los ojos, tan mimada de Flores y alumbrada de velas que se quedó en los pliegues de la memoria y el corazón para siempre, bien fijado aquel momento en el que al pasar, el padre le apretó la mano y trató de ocultar una lágrima evocadora, pero que le llegó al niño al centro donde nace el cariño y sigue ahí pase el tiempo que pase.
Pero a veces todo empieza de pronto, sin raíces, solo por la fuerza de la belleza, sin un padre que iniciara, ni un recuerdo, ni una llamada de la sangre, solo por pura belleza. Pudo ser así en ese niño de ojos en los que cabe el mundo, como los de su padre que un día buscó el mundo, más allá de la puerta de su casa. Ese niño ya vive la tradición y aunque no lo sabe todavía mientras ve salir a la Estrella, esa Virgen será la suya un día en el que sabrá que todo empezó esa tarde y que aunque su padre venía de otro lugar, los dos eran de este, desde el día en que el niño vistió su primera túnica blanca.
Y cuando él sea un hombre y tenga un hijo, volverá a vivir su primer día y sacará la túnica que su madre le puso y con la que su padre lo llevó de la mano, ...
como todos los padres que van desde que nacen camino de una devoción, que es al mismo tiempo una emoción cargada de nostalgias de los que se fueron y de esperanzas de los que consiguen que no se interrumpa nunca la larga cadena de la sentimentalidad que acelera la sangre y bendice las raíces que se hunden en la calidez de los recuerdos.
Y el hijo del hijo que ahora lleva en brazos, ese que ya es de los nuestros, tendrá una cita de por vida con todas las tardes de todos los Domingos de Ramos, y como su padre, llevará a su hijo camino de la misma cita, la misma belleza, el mismo amor, la misma emoción, el mismo sentimiento de hermandad. Y es que al final y desde el principio, vengas de donde vengas, si llegas y te quedas serás de los nuestros y como nosotros vivirás en la celebración anual de la realización de la sentimentalidad.
Y cuando él sea un hombre y tenga un hijo, volverá a vivir su primer día y sacará la túnica que su madre le puso y con la que su padre lo llevó de la mano, ...
como todos los padres que van desde que nacen camino de una devoción, que es al mismo tiempo una emoción cargada de nostalgias de los que se fueron y de esperanzas de los que consiguen que no se interrumpa nunca la larga cadena de la sentimentalidad que acelera la sangre y bendice las raíces que se hunden en la calidez de los recuerdos.
Y el hijo del hijo que ahora lleva en brazos, ese que ya es de los nuestros, tendrá una cita de por vida con todas las tardes de todos los Domingos de Ramos, y como su padre, llevará a su hijo camino de la misma cita, la misma belleza, el mismo amor, la misma emoción, el mismo sentimiento de hermandad. Y es que al final y desde el principio, vengas de donde vengas, si llegas y te quedas serás de los nuestros y como nosotros vivirás en la celebración anual de la realización de la sentimentalidad.
Y en tu alma, dentro y en secreto porque las creencias son es algo íntimo, estará lo que tú sepas que te hace ser de los de aquí y de los que se quedaron lejos viendo como salías de casa, en busca de la vida que te merecías.
Ya eres de los nuestros y tu hijo lo sabrá y lo contará, cuando el corazón le vuelva a pedir tiempo para buscarse en el padre y evoque tus ojos y tu hermosa mano negra, sobre su primera túnica blanca.

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